Satoru Iwata, Presidente de Nintendo, ha muerto este sábado 11 de julio de 2015, víctima de un cáncer que padecía a los cincuenta y cinco años de edad.
Nintendo, gigante nipón de los juegos para videoconsolas, anunció el fallecimiento de su presidente, comentando que fue debido a una obstrucción en el conducto biliar, ocasionada por el cáncer que padecía.
En contraste a referentes más veteranos del videojuego nipón como pueden ser Hiroshi Yamauchi, al que sucedió en la presidencia, Shigeru Miyamoto, autor de Super M. y las grandes franquicias de Nintendo, o Ken Kutaragi, considerado padre de la Playstation, Iwata, también se interesó desde joven por este medio.
Natural de Sapporo, situado al norte de Japónel, e inmerso en la electrónica desde que estudiaba secundaria, empezó a programar para HAL, estudio de desarrollo subsidiario de Nintendo, mientras que se licenciaba en computación en el prestigioso Instituto Tecnológico de Tokio.
HAL lo terminó contratando y ahí jugaría un papel clave en la creación, una década más tarde, de «Kirby’s Dreamland», juego para Gameboy que supuso el comienzo de una larga y exitosa franquicia para Nintendo.
Un par de años después, el propio Yamauchi, el hombre que con 20 años se había puesto 1949 al frente de Nintendo, lo escogió para sucederle, convirtiendose en el primer presidente de la compañía no perteneciente al clan de la familia creadora.
Lanzó al mercado 2 consolas que renovaban la experiencia de jugar sin encarecer aún más los cada vez más abultados costes de desarrollo: Wii y la portátil DS, que fueron grandes éxitos comerciales que volvieron a situar a Nintendo en la vanguardia de la industria mientras que el semblante de Iwata empezó a ser poco a poco más reconocido por los fans del medio.
En sus últimos años tuvo que encarar un bache financiero, pero también afrontó en este periodo un cáncer en el conducto biliar que le forzó a reducir sus apariciones públicas tras pasar por el quirófano en 2014 y el tumor finalmente segó su vida el pasado 11 de julio a la edad de cincuenta y cinco años.